Tras nuestro paso por Galle, un corto trayecto en bus nos llevó a descubrir 2 de las joyas costeras del sur de Sri Lanka: Weligama y Tangalle. Estos destinos iban a ser nuestro último contacto con el Océano Pacífico antes de dirigirnos a Ella, en las tierras altas del interior de la isla.
Por falta de tiempo tuvimos que elegir qué lugares de la costa queríamos visitar, y hubo que renunciar a otros que también merecen mucho la pena, como Unawatuna o Mirissa. ¡Quizás para el próximo viaje a Sri Lanka!
Descubriendo Weligama
En el siguiente mapa te marco los lugares de Weligama de los que voy a hablar a continuación. ¿Ya sabes cómo crear mapas personalizados con Google Maps?
Todos los lugares que menciono los hemos recorrido a pie. Es un buen paseo, pero si quieres hacerlo más rápida y cómodamente siempre puedes alquilar un scooter o un tuktuk.
Fisherman´s Bay
Como somos chicos listos y nos gusta hacer los deberes antes de llegar a un lugar nuevo, decidimos no instalarnos al lado de la gran playa de Weligama y en su lugar escoger la pequeña cala de Fisherman´s Bay.
El motivo de esta elección es que queríamos estar más cerca de la multitud de barcos de pesca multicolor anclados en la bahía bautizada en su honor, que los resguarda del viento y fuerte oleaje.
También queríamos tener la oportunidad de ver a los famosos pescadores que son capaces de pasarse horas colgados de una estaca en el agua, un método de pesca que sólo puede verse en esta parte del mundo.
Lo único que pudimos ver fueron las estacas, pero no logramos coincidir con los pescadores ni capturar esa imagen icónica de sus siluetas levitando sobre el mar con el amanecer de fondo.
La verdad sea dicha, cada vez quedan menos de estos pescadores, y si los ves, seguramente sean unos “impostores” fingiendo que pescan con un palo esperando a que llegue algún turista para forzarle a hacerle una foto a cambio de una suma ridícula de dinero. ¡No digas después que no te avisé!
En esta playa siempre hay un trasiego constante de barcos que regresan o se adentran en el mar, y marineros locales ocupados en reparar averías, coser redes o simplemente descansar tras una dura y larga jornada.
La mayoría te mirarán entre curiosos y divertidos si los saludas y te interesas por ellos. Es muy fácil entablar conversación y echarse unas risas tras una breve conversación en mal inglés (por su parte) y peor sinhala (por la nuestra).
Esta bahía es fotogénica a cualquier hora del día, y me encontraba a mi mismo haciendo fotos una tras otra porque le veía encanto a cada detalle: una palmera, un barco a medio construir, unas capturas recién llegadas…
Caminando hacia el centro de Weligama por la costa verás que la carretera principal está llena de puestos con comida y bebida, así que si no puedes resistirte, ríndete al placer de beber agua de un coco que te cortarán al momento con un machete. O prueba algunos de los pescados del día que pasará directamente del puesto a la parrilla en cuanto lo elijas . ¡ A ver quién se resiste a ese aroma!
Taprobane Island
Pronto verás una isla redonda de frondosa vegetación que intenta ocultar sin mucho éxito una enorme mansión de blancas paredes. Es Taprobane Island (la antigua palabra en griego para Sri Lanka), que hoy en día alberga una villa de super lujo sólo apta si te sobra el dinero.
Esa mansión fue construida en los años 20 por un autoproclamado Conde de Mauny-Talvande, un loco romántico que convirtió la isla en su paraíso particular. Con los años la isla ha ido cambiando de manos y ha pasado por escritores, políticos, empresarios y artistas, como la cantante Kylie Minogue!
Playa de Weligama
Ya en la playa principal, lo primero que te llamará la atención es la sucesión de “escuelas de surf” que se suceden una tras otra, siendo la mayoría un tenderete de madera donde alquilar una tabla y recibir una “starting lesson” en este deporte acuático por unas pocas rupias.
Desde luego, si te apasiona el surf estás en el lugar adecuado, no andarás escaso de oportunidades para cabalgar sobre las olas: esta playa cumple con las condiciones perfectas para la práctica de este deporte. Además podrás conocer a muchos otros aficionados, no te faltará compañía, y quizás puedas compartir historias viajeras en alguno de los muchos chiringuitos playeros con una cerveza Lion en la mano.
Entre la línea verde de palmeras que delimita la playa verás surgir como una mole al Hotel Marriott, un bloque gigante de cemento que rompe por completo la estética de paraíso tropical de Weligama. Es una pena que este paisaje cuente con una cicatriz tan fea, pero la avaricia de las cadenas occidentales no conoce límite, es una carga con la que nos toca vivir.
Estatua de piedra de Kushtarajagala
Puedes olvidarte del centro urbano de Weligama, no te vas a perder gran cosa. Aparte de la estación de buses, una pequeña torre con un reloj y el mercado local, no hay nada especialmente destacable.
En cambio, a poca distancia tienes un genuino misterio histórico sin respuesta. La estatua de piedra de Kushtarajagala es un enorme relieve en una roca de la que prácticamente todo se desconoce.
Se cree que es originaria del siglo VII-IX, y que posiblemente represente a un rey extranjero. Según una leyenda, dicho rey sufría una enfermedad de la piel que le fue tratada por un médico local de Weligama. Una variante cuenta que ese rey estuvo rezando aquí a los dioses por una cura, que le fue concedida. En cualquier caso, Kushtarajagala significa “la Roca del Rey Kushta”, al cual ves representado.
Otros expertos defienden que la estatua es un dios o un bodhisattva (alguien destinado a convertirse en un buda en una vida futura) por los 4 budas meditando y la flor de loto que acompañan a esta figura, símbolos de la divinidad.
Templo Agrabodhi Rajamaha Viharaya
A poca distancia de la estatua en la roca vas a encontrarte con este templo, uno de los más antiguos de toda Sri Lanka.
Lo primero que te llamará la atención es un enorme buda de naranja y amarillo chillón en lo alto de unas escaleras. Cuando llegamos la verja de acceso estaba cerrada y pensábamos que tendríamos que conformarnos con hacer fotos desde fuera. Pero un buen hombre que pasaba por allí nos dijo que la entrada trasera estaba abierta. Si te pasa lo mismo, ya sabes, a dar un rodeo para entrar.
El templo es también una escuela de monjes, y podrás verlos estudiando y meditando en uno de los edificios, o encargándose de las tareas cotidianas de mantenimiento del santuario.
Aquí puedes visitar una gran stupa blanca, un árbol sagrado que desciende de un ejemplar mítico que se remonta al año 236 antes de Cristo, y un pequeño y colorido templo lleno de relieves y estatuas budistas de la época del reino de Kandy (siglo XVIII). Estos monarcas se encargaron también de reconstruir todo el complejo, parcialmente destruido con muy mala leche por los conquistadores portugueses.
Dónde comer en Weligama
En Weligama hemos hecho un descubrimiento culinario que es la bomba y quiero compartir contigo.
Al lado de Fisherman´s Bay hay una pequeña aldea, más bien una colección de casas desparramadas por una pendiente que llegan hasta lo alto de un acantilado. Justo en la parte más alta se encuentra un sencillo restaurante de madera y bambú con el rimbombante nombre de Chef Aquila pintado en una de sus paredes. Había visto reviews online muy buenas, y decidí comprobarlo en persona.
Aquila es un cocinero local que después de pasar años formándose en varios hoteles, decidió probar suerte y abrir junto a su familia este sencillo establecimiento. La verdad es que no podía haber escogido un sitio con mejores vistas, ya que tienes una panorámica impresionante, un lugar top para ver la puesta de sol.
El hombre salió de la cocina para saludarnos y contestó pacientemente a todas nuestras preguntas. Hasta nos dio su libro de visitas para que viéramos las reseñas que habían dejado sus clientes. Allí había comentarios de gente de todo el mundo con expresiones tipo “la mejor cena de mi vida”, “he tenido un orgasmo mientras comía”, “razón de sobra para volver a Sri Lanka”... ¡bufff, menudo hype!
Ya estaba con la mosca tras la oreja, y cuando nos sirvieron los platos me comí toda mi desconfianza… ¡aparte de todo lo que había en la mesa! Habíamos comido muchos currys en Sri Lanka y la India, pero este era para morirse, algo increíble. Tengo que reconocer que fue una de las mejores cenas que recuerdo, y encima en un acantilado viendo anochecer en un paraíso tropical. ¡Ah, y barato de precio, si es que lo tiene todo!
Dónde alojarse en Weligama
¿Sabes por qué tengo tantas fotos de la Bahía de los Pescadores? Porque era lo primero que veía al despertarme y salir al balcón de nuestra habitación en el Fisherman´s Bay Hotel.
¿Sabes lo mejor de este alojamiento? Aunque se nota que ha pasado por mejores momentos, tiene todo lo que un hotel de 4 estrellas puede ofrecerte a casi precio de hostel de mochileros. Sí, como lo oyes, a veces las apariencias engañan y hay lugares como este mucho más asequibles de lo que podría parecer en un principio.
¿Quieres habitación con balcón y vistas al mar? Check! ¿Piscina enorme? Check! ¿Restaurante con jardín? Check! ¿Desayuno tradicional de Sri Lanka con curry, arroz, pescado y zumos de frutas locales? Check!
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Tangalle
Otro corto trayecto en bus nos llevó a nuestro último destino de la costa sur de Sri Lanka, la turística población de Tangalle. Sabíamos que no queríamos quedarnos en el centro, ya que está empezando a morir de éxito y los resorts playeros y los precios caros ya es algo normal en esta parte del país.
También queríamos alejarnos de todo el circo que están montando en Tangalle con el desove de las tortugas marinas. En todo el sur de Sri Lanka varios oportunistas están haciendo negocio con el avistamiento de estos animales en vías de extinción, y lógicamente no queríamos contribuir a fomentar este tipo de conductas que no hacen sino amenazar más a las pobres tortugas.
Así que tras una visita flash para ver los restos del antiguo fuerte holandés y su torre del reloj, cogimos un destartalado bus local para desplazarnos un par de km hasta la población de Unakuruwa.
Dónde alojarse en Tangalle
Allí nos esperaba uno de los mejores alojamientos que pudimos disfrutar en Sri Lanka, escondido entre una aldea y una playa de ensueño: Little Tamarind Villa.
En lo alto de una colina arbolada, y con un un tamarindo en su jardín que de little tiene más bien poco, nos esperaba una casa colonial restaurada con enormes habitaciones y balcones con vistas al Océano Índico.
Allí pudimos practicar yoga, desayunar exquisiteces locales y disfrutar de sus jardines con pavos reales salvajes.
Congeniamos tan bien con Eli, su dueño, que al final nos quedamos más días de lo inicialmente previsto. Quizás algo tuvo que ver que ambos fuéramos apasionados de los viajes y la fotografía, lo que hizo que las cenas se alargaran hasta bien entrada la noche mientras enlazábamos historia tras historia de lugares lejanos.
Silent Beach: ¿la mejor playa del mundo?
Si Littlle Tamarind nos conquistó al instante, la playa vecina nos dejó KO: una media luna de fina arena blanca, altas palmeras inclinadas hacia el mar, olas salvajes y ni una persona a la vista. Así es como te imaginas la playa perfecta, y Silent Beach es quizás lo que más se parezca a esa imagen mental.
Las villas y resorts cercanos apenas se ven desde la playa, dando esa sensación de “isla desierta”. Aquí por lo menos se han preocupado de no afear el paisaje con construcciones gigantescas.
Es bastante curiosa la mezcla entre villas turísticas y humildes casas locales. A pesar de la diferencia económica viven todos en aparente armonía beneficiándose mutuamente de la situación: los alojamientos turísticos ofrecen trabajo a los locales de cocineros, jardineros, etc…creando oportunidades para la comunidad, y éstos a su vez ofrecen una necesaria mano de obra ante la creciente demanda.
Es bueno ver cómo esta humilde aldea de pescadores y agricultores va poco a poco prosperando, y los signos se ven por todas partes: casas que se van construyendo o ampliando, niños que corren tras el tuktuk de los helados para darse un capricho, pequeños cafés con vistas a la playa que van apareciendo… Todos parecen adaptarse bien a este nuevo ecosistema.
Explorando Unakuruwa
Dedicamos un tiempo a explorar la zona y hablar con los locales. Por desgracia, un día antes un bus chocó contra un tuktuk, falleciendo una niña de la localidad. Casi todo el pueblo estaba de funeral en la casa de la familia afectada, vestidos de blanco (el color de la muerte para los budistas). Obviamente no tenemos fotos por respeto a la familia, así que dimos nuestro pésame y continuamos nuestro camino.
Unakuruwa es una sucesión de casas en medio de la selva, no me imagino a ningún turista paseando por esta zona. De hecho lo confirmamos con la multitud de miradas y sonrisas curiosas de los vecinos que se preguntaban qué estábamos haciendo allí.
A todos los pareció muy divertido verme haciendo fotos y entraron al juego enseguida: el abuelo recogiendo cocos de su pequeña plantación, las mujeres que estaban lavando ropa en un pozo cercano, los niños que se arremolinaban para verse en la pequeña pantalla de la cámara… ¡Fuimos la atracción local por un día y un motivo de conversación para todos!
Por las noches nos parecía ver grandes sombras sobrevolando el cielo, y no estábamos seguros de qué serían. El misterio quedó resuelto cuando nos empezamos a encontrar por el día un montón de zorros voladores muertos por haberse quedado colgados de los cables de la electricidad. Una lástima que nadie pueda poner remedio a esta situación ¡si hubiéramos hecho caso a Nikola Tesla en vez de a Edison! (uy, me estoy yendo mucho por las ramas…).
Conclusión
Nos hemos llevado el mejor recuerdo posible de estas localidades del sur de Sri Lanka. Preciosas playas y paisajes, una gente encantadora y siempre sonriente y una experiencia y recuerdos por los que damos gracias de haber podido vivir.
¿Quieres saber algo más que no haya contado sobre el sur de Sri Lanka?
¿Dispuesto a conocer algunas de las playas más bonitas de Asia?
¿Puedo ayudarte con algo o quieres dejarme tus impresiones?
¡Los comentarios son tuyos y te estoy esperando!
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