Si me preguntas qué ver en Irlanda, no te voy a decir que te quedes disfrutando de Dublín o que vayas a Belfast, te voy a invitar a que conozcas la realidad de esta isla a través de una ruta mágica: El Wild Atlantic Way.
Irlanda se caracteriza por una costa muy recortada y salvaje, y existe una carretera que, si la pusiéramos en línea recta, mediría 2600 kilómetros, lo que la convierte en la carretera escénica más larga de toda Europa.
Si tienes al menos una semana de tiempo y te haces con un vehículo, te recomiendo explorar el Oeste de Irlanda a lo largo del indómito Wild Atlantic Way.
Otra alternativa si no tienes tanto tiempo es contratar excursiones desde Dublín para ver las principales atracciones de esta ruta.
¿Comenzamos la aventura?
Qué ver en Irlanda: Donegal
Esta es la región más septentrional, la más salvaje, y también la menos explorada.
La ruta te llevará por acantilados tan impresionantes como el de Sliabh Liag (Slieve League), de los más altos de toda Europa, con 600 metros de altura. Cuidadito con asomarse si tienes vértigo, sobre todo porque los vientos por esta zona son fuertes, así que mucho ojito...
Poca gente sabe que en estas latitudes es posible ver auroras boreales en invierno, así que si no puedes ir hasta Noruega o Finlandia, Donegal es una buena alternativa.
Además de kilómetros de carretera costera con faros, acantilados y paisajes agrestes, podrás conocer en esta zona a los irlandeses más campechanos y acogedores del país, muchos de los cuales todavía hablan gaélico, la lengua milenaria que se hablaba en la isla mucho antes de que el idioma inglés fuera de usa común.
Qué ver en Irlanda: Sligo
Bajando desde Donegal hacia el condado de Sligo, llegarás a un auténtico paraíso para los surfistas. Playas como las de Bundoran o Mullaghmore atraen a fanáticos de las olas de todo el mundo con ganas de enfrentarse a las olas indómitas del Wild Atlantic.
SI te van más los paseos por la playa o volar una cometa con tus hijos, hay otras playas más tranquilas como Strandhill, perfectas para hacer una parada en nuestra ruta hacia el sur.
Y cómo obviar la imponente presencia del Ben Bulben, una formación rocosa con una forma única que impresiona desde cualquier ángulo. Retratada y fotografiada infinidad de veces, es imposible no bajarse del coche para admirarla en todo su esplendor. Además, nunca la verás dos veces igual, ya que la luz del sol y las sombras de las nubes hace que cambie de color constantemente.
Y llegamos al primer gran núcleo urbano de la ruta, Sligo, una histórica localidad muy unida a la literatura y la cultura. De hecho fue durante muchos años el lugar de residencia del gran poeta W. B. Yeats, al que puedes presentar tus respetos en el cementerio de Drumcliffe y leer en su lápida su último poema.
Qué ver en Irlanda: Mayo
En el condado de Mayo sigue serpenteando la carretera costera hasta llevarnos a Achill Island, la más grande de Irlanda, desde donde se ha habilitado un Green Way, una ruta turística en bicicleta, desde donde puedes admirar Clew Bay y sus 365 pequeñas islas. ¡Podrías pasar un año entero visitando una cada día!
Este fue el antiguo dominio de la famosa pirata Grace O´Malley, que con su pequeña flota de barcos puso en jaque a la mismísima reina de Inglaterra, dejando claro el mensaje que los irlandeses nunca se van a dejar doblegar.
Westport es uno de los pueblos más bonitos del condado de Mayo, con sus balcones adornados con flores y sus innumerables pubs de colores donde los mejores músicos del país se dan cita. Es la base de operaciones perfecta para planificar la subida al Croagh Patrick, la montaña más sagrada de Irlanda.
No es una ascensión excesivamente larga, se puede hacer en poco menos de 2 horas, pero el último tramo presenta cierta dificultad, tanto por la inclinación como por la cantidad de piedras sueltas que dificulta bastante el agarre. Pero la recompensa vale la pena: Puedes ver la pequeña iglesia que se levantó para conmemorar el mítico episodio donde Saint Patrick expulsó a todas las serpientes de la isla (y es cierto, estos reptiles no se encuentran en Irlanda). Todos los años miles de peregrinos ascienden hacia la cima para conmemorar al santo más querido de Irlanda, y disfrutar de una de las mejores vistas que puede ofrecer esta tierra.
Qué ver en Irlanda: Galway
En el ecuador de la ruta, llegamos al condado de Galway y a la famosa zona de Connemara y su parque nacional, para mi de las más bonitas de toda Irlanda (puedes realizar la visita en 1 día desde Galway o Dublín). Castillos abandonados, abadías que parecen sacadas de un cuento de hadas como Kylemore Abbey, montañas que suplican ser exploradas y pueblos pesqueros donde mezclarse con los lugareños entre pintas y música. Esta es la zona que me enamoró de Irlanda la primera vez que vine a esta isla, y a la que no he dejado de volver.
Desde el pequeño pueblo de Clifden, inconfundible por las dos agujas de sus iglesias, puedes descubrir parajes tan impresionantes como el Derrygimlagh bog, uno de los miles de fangales de los que se extrae la turba, el carbón natural que se sigue usando como leña para las chimeneas. Justo aquí, junto a las ovejas y caballos, puedes rememorar el momento en el que hace 100 años aterrizó el primer avión que atravesó el atlántico, gracias a la valentía de dos locos soñadores, Alcock y Brown, que hoy son recordados como héroes (y hasta hay una cerveza que lleva su nombre).
Siguiendo la serpenteante ruta del Wild Atlantic Way, atravesamos lugares como Ballyconeelly y sus kilómetros y kilómetros de playas salvajes, ideales para aprender a montar en caballo. O pueblos como el de Roundstone, donde puedes ser testigo de la dura vida de los pescadores, ver cómo Mallachy Kearns fabrica un bodhran (tamor tradicional para música irlandesa) o tomarte una pinta y una seafood chowder (crema de marisco) en O´Dowds Pub con vistas a la marina.
Y por fin llegamos a Galway, mi segunda casa. Si Dublín es la capital política y Cork la capital industrial, Galway es la capital de las artes.
En cuanto pones el pie en Galway ya notas que has llegado a un lugar único: Su ambiente medieval, sus coloridas calles y la atmósfera bohemia y llena de música que se ve y se siente va a atraparte y querrás quedarte aquí una temporada. Te lo digo por experiencia, y porque es la historia más común entre los extranjeros que han elegido este lugar para quedarse a vivir.
Revive el pasado en lugares como Spanish Arch, Kirwan´s Lane o la muralla que se ha preservado dentro de lo que hoy es un centro comercial. Contágiate del jovial ambiente universitario y tómate una pinta en alguno de los pubs más antiguos de Irlanda mientras una banda de músicos de 80 años toca el acordeón, la flauta y el violín. Aquí la música es una religión, y varios de los principales artistas del país comenzaron su carrera tocando en las calles de Galway.
Recorre el paseo marítimo de Salthill y divisa en el horizonte la costa de nuestro próximo destino.
Qué ver en Irlanda: Clare
El Wild Atlantic Way se reserva uno de sus platos más fuertes en este pequeño condado al sur de Galway.
Estoy hablando, claro, está, de los Cliffs of Moher, los acantilados más famosos del país que ya son la atracción turística número 1 de Irlanda.
Los 8 kilómetros de acantilados, que superan los 200 metros de altura, te dejan con la boca abierta. A mi me sigue pasando cada vez que voy. Además de verlos desde arriba, puedes verlos desde el mar si coges un barco en Doolin, y con suerte podrás acercarte a las colonias de frailecillos que viven en las rocas y hasta ver algún delfín.
Otro de los encantos del condado de Clare es la zona del Burren, que con sus paisajes de roca caliza parecen sacados de otro planeta. Aquí no crecen los árboles, sólo rocas en un caprichoso paisaje que se mantiene intacto desde la edad de hielo. Es fácil entender el carácter sagrado que los antiguos pobladores sentían por esta zona al ver sus construcciones megalíticas, como el dolmen de Poulnabrone.
Más al sur la carretera nos lleva a Spanish point, uno de los lugares adonde llegaron los supervivientes de la Armada Invencible, el mayor desastre naval de la historia de España, pidiendo ayuda a los locales para que los escondieran antes de que los encontraran las tropas británicas.
Qué ver en Irlanda: Kerry
La ruta costera del Atlántico llega al antiguo reino de Kerry, donde la costa crea caprichosas formas que parecen los 5 dedos de una mano, las penínsulas de Dingle, Iveragh, Beara, Sheep's Head y Mizen.
Esta zona del sur es perfecta para hacer senderismo, con muchas rutas circulares con las que disfrutar de vistas espectaculares a cada recodo del camino.
Si el embravecido mar lo permite, puedes llegar hasta Skellig Michael, la isla que se ha convertido en el último refugio de Luke Skywalker en las últimas películas de la saga de Star Wars, que era en realidad un antiguo monasterio para monjes hermitaños.
Y terminamos nuestra ruta en Kinsale y en su imponente fortaleza marítima, el Charles Fort, justo al sur de la ciudad de Cork, en la desembocadura del río Brandon.
Atrás quedan 2600 kilómetros de costa, acantilados, paisajes de cuento, castillos, abadías, y sobre todo un pueblo encantador que te acogerá con los brazos abiertos y te invitará a adentrarte en una de las culturas más antiguas de Europa.
Este post ha sido fruto de una colaboración con www.musement.com ; mi opinión es sincera y personal ya que valoro mi credibilidad por encima de todo.
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