12 costumbres insólitas de la cultura india

Has oído muchas cosas sobre la India, buenas y malas. Pero, ¿te imaginas plantarte allí en medio, con todo el caos, la gente, los ruidos, los olores...? ¿Crees que estarías preparado para sobrevivir a las costumbres de la cultura india?

Eso es lo que queríamos saber nosotros, así que como primer destino de nuestra vuelta al mundo, nos fuimos directamente de España a Mumbai... Elegimos la India como nuestro primer país porque queríamos experimentar un shock cultural, ¡y vaya si lo encontramos!

India no es un país diferente... ¡es otro planeta! Cada vez que viajas, siempre hay algo en el lugar de destino que te resulta familiar o con lo que puedes tener más conexión... ¡En la India no pasa eso! Todo, absolutamente todo es extraño y exótico: La comida, la cultura, el lenguaje, las reglas sociales... Es como empezar de 0 a aprender a vivir en un lugar nuevo.

Y desde luego la experiencia no deja indiferente a nadie: Desde la gente que está enamorada de la India y regresa cada año, hasta los que se ven sobrepasados por la situación y juran no volver a poner un pie allí. Conocimos un italiano en Varanasi que nos dijo que vino con un amigo que entró en shock total y a los tres días no aguantó más y se cogió un avión de vuelta...

¿Y qué impresión me dejó a mí? ¡Pues depende del día que me preguntes, ja ja! Hay días que lo veía todo negro ya que el cansancio, el calor, la falta de espacio personal y la pesadez de algunos indios era superior a mí. Ahora, con más perspectiva, recuerdo vívidamente las cosas buenas, y las malas se van transformando en una anécdota graciosa que contar.

Muchas veces pienso que la India es como una de esas máquinas inventadas por un científico loco, con manivelas, cintas transportadoras y chimeneas por todas partes, que parece que está a punto de explotar pero milagrosamente sobrevive día tras día.

He hecho una lista con las 12 cosas que más me han llamado la atención viajando por la India. A ver cuál es la que más te sorpende:

​1

¡Sonríe, eres famoso!

En cuanto pones un pie en la India te conviertes en la mayor estrella de Hollywood (o debería decir Bollywood), y esto es así. Todo el mundo quiere darte la mano, hacerse fotos contigo y ¡hasta pedirte autógrafos! Parece que eres el primer blanco que han visto en su vida, y eso que hay miles de viajeros que cada año van a la India... pero oye, los blancos les hacemos mucha gracia.

Los más atrevidos se acercan para hacerse una foto contigo, los más tímidos te hacen fotos a escondidas con el móvil.... En una ocasión, en un viaje en bus me senté al lado de un chico indio y estuvimos hablando un buen rato en inglés. Cuando llegamos a nuestro destino, me pregunta:

Indio: “¿Puedes firmarme un autógrafo?”

Yo: “¿Para qué? Si yo no soy nadie famoso.

Indio: “¡Es para recordar este día!”

¿No te parece encantadoramente surrealista? Si tienes un bajón emocional o estás depre, olvídate de pastillas y psicólogos. ¡Vente unas semanas a la India!

Estas fotos son una pequeña muestra de todos los espontáneos que se nos iban acercando. ¡Mucho más efectivo que llevar Donettes encima!

2

Duermen en cualquier sitio, a cualquier hora​

En Asia es normal ver a la gente en la calle tomándose un descansito de sus quehaceres cotidianos, pero en la India esto cobra su máxima expresión. Sin importarles el ruido, las miradas o la seguridad, cualquier lugar es bueno para echarse una cabezadita, ¡aunque sea en medio de la carretera!.

3

Medios de transporte abarrotados​

No te preocupes por reservar asiento... ¡siempre hay sitio!

¿Sabías que la India cuenta con la red ferroviaria más grande del mundo? Fruto del legado de los tiempos del Imperio Británico, el mapa de la India está repleto de trazados de vías de tren interconectadas, convirtiéndolo en el principal medio de transporte. Y aunque sea muy barato, no es ni bueno ni bonito. Para que te hagas una idea: En uno de los trenes a los que nos subimos, ni siquiera pudimos llegar a nuestro compartimento. Eran los días previos al Diwali, una de las fiestas más importantes, y había tal cantidad de gente que incluso ponían a los niños en las baldas para el equipaje. Tuvimos que viajar todo el trayecto de pie en el pasillo, con la mochila a la espalda. Lo bueno es que no te podías caer, porque la concentración humana era tal que uno estaba bien comprimido por todos lados...

Si no viajas en épocas de festividades importantes, es posible que puedas disfrutar más del trayecto. Es muy divertido romper el hielo y conversar con las familias con las que coincides. Comparten contigo su comida, te ponen sus bebés encima para que les transfieras buena suerte... Y si te quedas con hambre, siempre puedes asomarte a la ventana durante las paradas y ver lo que ofrecen las decenas de vendedoras que enseñan sus mercancías a los pasajeros. ¡Ah, y si notas cosquillitas en los pies, lo más seguro es que sea una de las ratas que corretean bajo los asientos en busca de comida!

4

Las calles son un zoo al aire libre​

A veces me pregunto si en las ciudades indias hay más animales que personas, porque uno puede encontrarse de todo paseando por los centros urbanos: Monos, vacas, búfalos, cabras, burros... Ya sabes que se supone que las vacas sagradas son intocables y pueden ir a donde quieran sin que nadie las moleste; pero he visto escenas que contradicen esta creencia popular: En una ocasión, en Pushkar, vi cómo una vaca empezaba a comer unas verduras de un puesto en el mercado, y en cuanto la dueña se dio cuenta empezó a moler a palos a la pobre vaca hasta que consiguió ahuyentarla, en medio de las risas de todos los presentes.

5

¡Ve a la moda, tíñete de pelirrojo!​

Quizás te extrañe si te digo que uno de los negocios que más abundan en la India son las peluquerías masculinas. A un peluquero nunca le va a faltar trabajo por falta de clientes. ¡Y es que en el fondo los indios son muy coquetos y presumidos! Una de las cosas que más me fliparon fue ver a muchos hombres con el pelo y la barba teñidos de rojo chillón. Por lo visto, es típico teñirse con henna, un colorante tan fuerte que tras varias aplicaciones se queda en el pelo de forma permanente.

6

Sadhus fans de Bob Marley​

Un sadhu es un hombre santo, un asceta que se dedica a meditar y que vive de las limosnas de la gente. Son muy respetados, ya que abandonan a su familia para vivir una vida de privaciones. Sus deberes religiosos incluyen la purificación, la meditación constante y los peregrinajes. Para ayudarse a entrar en trance y alcanzar otros estados mentales, consumen grandes cantidades de sustancias alucinógenas, sobre todo el bhang, un preparado a partir de cannabis. A ver, yo no quiero decir nada, pero si te pusieras hasta arriba de cannabis, seguro que también entrabas en trance y tendrías visiones sin necesidad de ser un hombre santo...

7

¡Al mono ladrón!​

A pesar de todo lo caótica que pueda resultar la India, en general es un país bastante seguro. La probabilidad de ser víctima de un robo o ataque violento son muy bajas, aunque sí es posible que te timen en los comercios si no sabes regatear adecuadamente.

Sin embargo existe un grupo de crimen organizado que extiende sus garras por todo el país, acechando constantemente a sus desprevenidas víctimas. Y lo peor es que no son humanos...

Olvídate de reírle las gracias a un mono o acercarte a acariciarlo, porque con un movimiento ninja te arrancará de las manos la cámara, la mochila o cualquier cosa a la que le pueda echar el guante. Además, si llevas comida encima estarás delatando tu posición a todos los monos de la calle. ¡Mucho ojito con ellos, avisado estás!

8

¿Son todos gays?

Otro de los momentos de shock cultural fue el de ver que por la calle muchos hombres van cogidos de la mano, o pasándose el brazo por el hombro, y en general muy cariñosos. Al principio estaba tan sorprendido que hasta les hacía fotos, aunque con el paso de los días ya lo vas asimilando como algo más normal. ¿La explicación? Desde pequeños, los hombres y mujeres viven separados y apenas interactúan entre ellos, por lo que los lazos de amistad entre hombres suelen ser mucho más fuertes que en los países occidentales. De hecho, es normal que la primera experiencia sexual de los hombres sea entre amigos, a falta de mujeres con las que relacionarse.

9

Ni sí, ni no, sino todo lo contrario​

Los movimientos de cabeza de los indios dejan a todos los viajeros descolocados. Para empezar, cuando mueven la cabeza de lado a lado, quieren decir sí, con lo que ya tienes el problema servido. Pero lo que rompe totalmente los esquemas es ese movimiento de cabeza que hacen siguiendo la forma del símbolo del infinito “∞“. Como si fueran esos perritos de adorno para los coches, menean la cabeza como si tuvieran un muelle suelto; y lo más desconcertante es que dependiendo del contexto, a veces significa “sí”, y a veces “no”. Te pongo un ejemplo práctico cuanto intenté comunicarme con el conductor de un auto rickshaw al poco de llegar:

Indio: “¿A dónde quieres que te lleve, my friend?”

Yo: “A Chowpatti Beach, ¿está muy lejos de aquí?

Indio: (Meneo ambiguo de cabeza mientras sonríe).

Yo: “Me han dicho que lo normal es cobrar unas 50 rupias por trayecto, es correcto ¿no?”

Indio: (Meneo ambiguo de cabeza mientras sonríe).

Yo: “¿Pero tú estás entendiendo algo de lo que te estoy diciendo?”

Indio: (Meneo ambiguo de cabeza mientras sonríe).

Yo: (...creo que me va a llevar un tiempo acostumbrarme a esto...).

10

Yo ya era travesti antes de que fuera la moda​

En la India está reconocido un tercer sexo, formado por los “hijra”. En su mayoría son personas que a pesar de haber nacido hombres, tienen una parte femenina predominante, por lo que se visten y comportan como tal. Algunos se someten a la castración, aunque no es obligatorio. Son tan venerados como temidos, ya que acuden a las bodas para bendecir a la pareja, pero si no reciben un regalo de su agrado son capaces de echar una maldición sobre los novios, cosa que aterra muchísimo a los indios. En la actualidad se calcula que hay alrededor de 5 millones de “hijras” en la India, e incluso algunos ocupan han conseguido ostentar cargos públicos.

11

Escupitajos rojos everywhere​

Cuando te despiertas por la mañana en la India, el primer sonido que escucharás no es el canto del gallo, sino una poca agradable sinfonía de flemas y escupitajos. Y es que allí escupir está a la orden del día, es tan natural como respirar.

Buena culpa de ello lo tiene el Paan, una especie de tabaco rojo para mascar formado por diferentes ingredientes enrollados en una hoja de betel, que es una planta de efectos alucinógenos. Los hombres lo consumen a todas horas, por eso hay tantos que tienen manchas rojizas en los dientes. Además podrás comprobar que es difícil encontrar un metro cuadrado de pared o suelo sin un manchurrón rojo producto de un escupitajo.

12

¡No saben hacer fotos!​

Advertencia: Si quieres una bonito recuerdo al lado de tu pareja con el Taj Mahal de fondo, no le des tu cámara a un indio para que os haga una foto. Vais a salir completamente descentrados, con el horizonte más inclinado que el Titanic hundiéndose o con alguien pasando entre vosotros y el objetivo. Mira qué maravilla de fotos nos han hecho en el Taj Mahal:

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Una vez con la lección aprendida, probé suerte de nuevo preguntando a indios que llevaran una réflex encima, suponiendo que serían más entendidos en la materia... Resultado:

La moraleja está muy clara: Si quieres autorretratos o fotos con tu pareja, no preguntes a nadie y llévate un trípode.

Nota final

​Aunque lo he escrito en clave de humor, viajar a la India merece muchísimo la pena: a pesar de que es un país exigente con el viajero, también es uno de los que más ofrece. Si tienes curiosidad por conocer otras culturas, deberías ponerlo en lo más alto de tu lista.

¿Cuál de todas estas curiosidades te ha llamado más la atención? ¿Has viajado a la India y quieres contribuir con algún dato curioso? ¡Lo añadiré al artículo si dejas tu aportación en los comentarios!