Nazca, mucho más que líneas en el desierto
Perú es mucho más que Machu Picchu y el antiguo imperio inca. Es un país gigantesco con casi todos los climas de la Tierra: jungla, desierto, montañas, glaciares, playas... y donde puedes tener la oportunidad de conversar con momias milenarias cara a cara y descubrir ciudades antiguas aún enterradas en las arenas del desierto.
Deben quedar pocos lugares en el mundo que ofrezcan la sensación de hacerte sentir la primera persona que se adentra en territorio desconocido. En el corazón del desierto de Nazca, descubrí uno de estos lugares que deja con la boca abierta.
¿Sabías que, además de en Egipto, existen pirámides y momias en otras partes del planeta?
¿Sabías que es posible llegar hasta una de estas pirámides, recientemente descubierta tras pasar más de 1500 años enterrada en las arenas del desierto peruano?
En este vídeo te ofrezco un aperitivo de lo que te espera si me acompañas:
Como apasionado de la Historia y la arqueología, llegué a Perú con los deberes hechos, y sabía que Nazca tiene mucho que ofrecer al viajero curioso. Todo el mundo que para en Nazca suele hacer una visita de un día para sobrevolar sus enigmáticas líneas y dibujos que sólo son visibles desde el aire. Pero en mi caso decidí quedarme unos pocas noches más para ver otros lugares de esta zona desértica que han quedado eclipsados por las mediáticas líneas.
En busca de la pirámide de Cahuachi
Había oído hablar de misteriosas pirámides en medio del desierto peruano, bajo el sugerente nombre de Cahuachi, pero no pude encontrar demasiada información al respecto en la red. Qué mejor ocasión que mi viaje a Perú para comprobarlo en persona, ¿verdad?
En la pequeña ciudad de Nazca, que vive mayoritariamente del turismo, pude comprobar cómo algunas agencias turísticas acababan de incorporar Cahuachi como uno de sus nuevos tours a la carta. No se si eres como yo, pero huyo de los tours y las visitas guiadas tan a menudo como me es posible, e intento arreglar las visitas por mi cuenta. Primero, porque suele salir bastante más barato. Y segundo, porque al ir en manada se pierde en gran medida ese componente de aventura y descubrimiento, y me siento como si me llevaran a un centro comercial ¿También te pasa lo mismo?
¿Cómo llegar a Cahuachi?
Así pues, decidí preguntarle a mi amigo Edgardo Azabache, responsable del planetario del Hotel Nasca, si conocía a algún conductor de confianza que pudiera llevarme hasta Cahuachi. Si te vas a adentrar en el desierto en coche, asegúrate por lo menos que el conductor es de confianza, no vayas a tener un susto...
Arreglado el tema del transporte, y tras pagar unos 30 soles (precio de amigo, normalmente piden unos 40 soles= 11 €) dejé atrás Nazca, que se perdió en la nube de polvo que iba levantando nuestro coche. A los pocos minutos todo lo que nos rodeaba era una planicie árida, sin apenas ningún punto de referencia. Íbamos siguiendo una pista de tierra, que a veces se cruzaba con otras, y al poco tiempo perdí por completo el sentido dela orientación. Si no llega a ser por la posición sol, y por mi reloj brújula, estaría completamente perdido.
El conductor iba de lo más tranquilo, y por lo menos aparentaba saber a dónde íbamos, aunque estaba más interesado en su reggaetón peruano que en cualquier otra cosa.
Tras unos 40 minutos y 28 traqueteantes kilómetros, el horizonte empezó a cambiar y a llenarse de pequeñas colinas. Cuando nos estábamos aproximando a la primera, la revelación me golpeó como una bofetada:
¡No era una colina, era una pirámide!
Las formas se iban dibujando poco a poco según nos acercábamos, y en su suave pendiente pude empezar a vislumbrar escalones, y junto a su base diferentes habitáculos como si se trataran de cámaras de algún tipo.
¿Qué te espera al llegar a Cahuachi?
El coche se detuvo al lado de la Misión Arqueológica Italiana, un rimbombante título para una pequeña construcción de una planta con el fin de que el arqueólogo Giuseppe Orefici y los estudiantes que se trae de italia durante los meses de verano puedan realizar trabajo.
Orefici quedó prendado de este lugar en los años 80, y dedicó buena parte de su carrera a desenterrar y estudiar el complejo de Cahuachi. Sin apenas ayuda, puedes imaginarte la monumental tarea a la que se enfrenta; un trabajo que llevará más de una vida, si tenemos en cuenta que se estima que existen unas 34 pirámides aún enterradas en esta zona. Esto lo hace la concentración de pirámides más grande del mundo, ni siquiera en Egipto pueden verse 30 pirámides de estas dimensiones juntas.
¡Ojo! Te aconsejo que mires donde pones los pies, porque no te hará gracia caerte al fondo de uno de los muchos agujeros de la zona y acabar en alguna cámara subterránea, sin posibilidad de salir sin ayuda.
Lo más impactante de Cahuachi es que, al no haber absolutamente nadie, te da la impresión de ser la primera persona en descubrir los vestigios de este gran complejo arquitectónico. Además, si te das un paseo por la zona, no vas a tardar en toparte con trozos de cerámica policromada semienterrados, tejidos, pelo y... hasta huesos humanos.
Como puedes deducir, un lugar plagado de restos arqueológicos y sin vigilancia es una mina de oro para ladrones y traficantes de antigüedades. Cualquiera puede coger todo lo que le apetezca y llevárselo sin ningún tipo de control. Es una pena que el Instituto Nacional de Cultura de Perú no ponga más empeño en evitar este expolio, supongo que será la falta de medios...
Cahuachi en el pasado
El enorme entramado de pirámides y edificios de Cahuachi fue construido progresivamente entre el 900 a.C. y el 450 d.C. Estoy hablando del lugar más sagrado, el centro religioso de la cultura nasca, una especie de Vaticano precolombino enterrado en el desierto. Con una superficie de 24 km cuadrados, muy superior a Macchu Picchu, tienes la oportunidad de contemplar el mayor complejo arqueológico de todo Perú, y sin duda una de las maravillas del mundo si algún día llega a tener el reconocimiento que merece.
Además, existe una clara correlación entre las famosas líneas y dibujos de la planicie de Nazca y estas pirámides: algunas de las líneas recorren el desierto durante kilómetros apuntando hacia Cahuachi, como si fueran flechas indicando un lugar de extraordinaria importancia.
Por si todo esto no te pareciera suficientemente misterioso, en uno de los altares de sacrificios se han encontrado restos humanos de más de 4000 años, lo cual abre el terreno a la especulación sobre los orígenes del pueblo nasca y sus construcciones. El enigma está servido.
¿Y cómo una civilización tan avanzada y organizada quedó olvidada y enterrada en las arenas del desierto? Todos los datos apuntan a que entre el 400 y el 450 d.C. se produjeron varios desastres naturales: terremotos, incendios... que pusieron un fin abrupto y violento a este capítulo de la historia. No hay más que ver la cantidad de restos humanos diseminados por toda su superficie. Te sientes como un superviviente del cataclismo final.
Pasase lo que pasase, debió ser tan terrible que el resto de civilizaciones del Perú, principalmente los incas, jamás intentaron asentarse en esta zona. Es como si hubiera un recuerdo de algo desastroso flotando en el aire que te hace sentir incómodo al cabo de un rato. De hecho, “Nasca” en la lengua quechua de los incas significa “dolor”, “tierra de sufrimiento”.
Las momias del cementerio de Chauchilla
Además de pirámides, ¿sabías que puedes ver y (casi) tocar momias en otro de los lugares cercanos a Nazca que mucha gente pasa por alto?
El cementerio de Chauchilla es otro de esos lugares enigmáticos que se quedará en tu cabeza por el resto de tus días.
Quizás te suene este nombre porque aparece en la película “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal”, donde con muchísimas licencias (por no decir que se lo han inventado todo) el famoso arqueólogo y su hijo recorren galerías subterráneas en busca de una momia con una máscara de oro.
Ni hay pasajes subterráneos, ni oro, y el lugar no se parece en nada a como se muestra en la película, por lo que la única similitud es que existen momias.
¿Cómo llegar al cementerio de Chauchilla?
Aunque desde Nazca se pueden contratar tours guiados, te vuelvo a recomendar que vivas esta experiencia en solitario, sin formar parte de un grupo con guía, para que puedas vivir al máximo la magia del lugar.
Encuentra un conductor que te lleve a Chauchilla por 30-40 soles (8-11€) y lleva otros 8 soles (2€) extra para pagar la entrada al recinto.
Tras unos 25 km bajando por la Carretera Panamericana Sur, el conductor se desvía por una pista de tierra para recorrer los últimos 4 km hasta el cementerio.
Si esperabas encontrarte con un museo lleno de vitrinas con momias, donde se controla la temperatura ambiente para que las condiciones de conservación sean óptimas... vas a llevarte un buen chasco.
La primera visión que tendrás del cementerio es una planicie árida con varios tejados rectangulares de paja sostenidos por palos, y una minúsculo edificio de ladrillos.
Al igual que con Cahuachi, los saqueadores y ladrones de tumbas camparon a sus anchas hasta hace relativamente poco. Prueba de ello son los numerosos restos de huesos, tela y pelo que todavía hay esparcidos por todas partes, y que cualquiera puede llevarse consigo. Hoy en día hay un vigilante que vive en el recinto, que aunque no suponga una solución definitiva al problema de los robos, por lo menos disuade a la mayor parte de los amigos de lo ajeno.
¿Quiénes son las momias de Chauchilla?
Antes de contarte la experiencia de visitar el cementerio, déjame decirte lo que se sabe sobre estas momias, que no es mucho...
Por un lado, no se tiene claro a qué cultura pertenecen. Hay corrientes que dicen que son de la cultura Nasca, otras de la Huari, y otras de la Ica-Chincha. Lo que sí se sabe es que los primeros enterramientos tuvieron lugar alrededor del 200 a.C., y durante más de un milenio se siguieron con estas prácticas, hasta el 900 d.C.
Como en tantas otras culturas antiguas, los habitantes de esta zona del planeta pensaban que la muerte era un viaje hacia otro mundo para el que había que prepararse. Por eso se procedía a una peculiar técnica de embalsamamiento adaptada a las características de esta tierra: tras vaciar el cuerpo de sus órganos internos, se rellenaba con algodón, un producto habitual en esta zona, y se aplicaba a la piel una capa de resina y otros productos naturales que la preservaba de los insectos y de las inclemencias del tiempo.
Además, a las momias les dejaban vasijas y demás recipientes con comida y bebida para ayudarles en su travesía hacia el más allá. Estas ofrendas, junto a la calidad de la momificación y sus ropajes y complementos, dejan entrever que hay miembros de varias clases sociales enterrados en Chauchilla.
Esta técnica de preservación, junto a la sequedad y aridez de la zona, consiguió que los cuerpos llegasen a nuestros días en un estado de conservación excepcional, en varios casos incluso con la piel aún adherida a los huesos. Lo malo es que los ladrones de tumbas, al exponer los cuerpos, provocaron su rápido deterioro. De ahí que la mayoría de las momias hayan perdido la piel y sólo muestren unos huesos blanqueados por el sol.
Un recorrido por el cementerio
Al entrar en el pequeño edificio que hace de museo, podrás leer los únicos textos con explicaciones sobre el cementerio y observar de cerca un par de momias en vitrinas de cristal (estas sí conservan la piel), donde ya te puedes empezar a hacer una idea de lo que te espera en el recorrido...
Unos senderos delimitados por piedras van recorriendo la llanura para poder visitar las tumbas que se han descubierto (aún quedan muchas más en la zona por excavar). Nada más visitar la primera tumba, se levantó un viento muy fuerte que acabó convirtiéndose en tormenta de arena, por lo que tuve que buscar refugio en medio de tan inusual compañía. Además de dolorosos a esa velocidad, los granos de arena entraron en mi cámara y la dejaron inservible. Menos mal que resucitó al cabo de un rato.
Consejo: Si estás en un sitio con arena o polvo y se levanta el viento, ¡guarda la cámara!
Los aullidos del viento multiplicaron la sensación de adentrarme en un lugar hostil. Me daba la sensación de infiltrarme en un mundo donde se suponía que no debía estar. ¿Qué hacía yo allí interrumpiendo el descanso eterno de unas personas fallecidas mil años atrás?
En cualquier caso, sentí la atracción de lo prohibido y me decidí a mirar a la muerte cara a cara: una sucesión de cuerpos envueltos en telas coronados por blancas calaveras me iban devolviendo la mirada. Muchas de ellas aún conservaban su pelo, larguísimo y sin haber perdido su color moreno. También había tumbas más pequeñas, con momias con cráneos desproporcionados, que pertenecían a bebés y niños de corta edad. Si ya da cierto reparo observar una momia adulta, la sensación de inquietud se dispara al contemplar una momia de tamaño infantil, una vida interrumpida que ha quedado atrapada en el tiempo para siempre.
No creo que haya muchos lugares en este planeta que puedan ofrecerte esta experiencia. Desde luego para mí ha sido algo especial poder contemplar momias de manera tan directa, en el lugar elegido para su descanso, y no en una aséptica vitrina dentro de un museo.
Así que ahora ya sabes: Si planeas un viaje a Perú y tenías pensado visitar las líneas de Nazca, quédate un día más y sorpréndete con las momias y pirámides perdidas del desierto. Si te gusta la arqueología, la aventura, y los misterios del pasado, este país te lo ofrece todo y te demuestra que puedes ser testigo privilegiado de la historia sin tener que verla a través de cristales en un museo.
¿Qué lugar has visitado que te haya hecho sentir como la primera persona que lo ha descubierto?
¿Dónde has sido testigo de alguna maravilla arqueológica poco conocida?
¡Comenta y házmelo saber para que pueda ponerlo en mi lista de destinos pendientes!
Flavia dice
¡Hola Luis!
muy buen post sobre esta parte desconocida de Perú. Yo estuve en Nazca, pero no convencí a mis acompañantes para ver las momias. Pero de las pirámides ni había oído hablar. La verdad que en Perú hay tantas cosas por ver y por descubrir todavía que necesitas varios viajes al país.
Mi aportación a lugares en los que te sientes como Indiana Jones son los templos de Mrauk U, en Myanmar. No es que no haya gente, pero solo te encuentras con la gente que vive ahí, casi ningún viajero viene aquí (creo que solo unos 2000 al año, frente a los más de un millón que recibe Bagán). Yo me sentí como si fuera la primera extranjera ahí, sobre todo en mi templo preferido, el templo de Koethaung.
Un saludo,
Flavia
Luis Gago dice
Muchas gracias Flavia.
Como bien dices, en Perú hay muchísimo que ver. Llegué con la intención de viajar un mes por Perú, y acabé quedándome dos meses y medio… ¡y aún así no vi ni la mitad de cosas que tenía en mente!
Hay lugares que por su atractivo son un imán de turistas. Y aunque la visita sea obligada, la experiencia se resiente un poco al tener que compartir espacio con hordas de visitantes. Sin salir de Perú, está el caso de Machu Picchu, que lógicamente hay que ir a ver si es tu primera vez en el país andino. Pero curiosamente yo recuerdo con más cariño otros monumentos que, a pesar de no ser tan impresionantes, tuve la suerte de poder visitar sin gente, como fue el caso de Pisac en el Valle Sagrado de los Incas. Imagínate un Machu Picchu en miniatura, pero para tí solo. Lo disfruté muchísimo más.
Me apunto esa recomendación de Myanmar, que es uno de los países en lo más alto de mi lista de próximos destinos. Espero poder enviarte una foto desde el templo de Koethaung en unos meses 😉
¡Un abrazo!
Arturo Bullard dice
Genial el post sobre este lugar poco conocido del Perú, ten desconocido que la mayoría de peruanos no lo conocen!!!
Un fuerte abrazo a la distancia!!!
Luis Gago dice
Querido Arturo,
tu país está lleno de joyas como las que Nazca esconde en sus arenas. Con una buena restauración, conservación y promoción, Cahuachi podría ser una nueva Maravilla del Mundo junto a Machu Picchu. ¡Imagínate, Perú con 2 Maravillas del Mundo!
Te envío un abrazo fuerte, ¡hasta pronto, compañero!
Ana - Alma Viajera dice
¡¡Madre mía qué pasada!! Luis en cuánto comience mi Panamericana y llegue el momento de Perú, te pediré mucha información! Maravilloso post y por cierto, las momias super fotogénicas, no? 😉
Un abrazo
Luis Gago dice
Muchas gracias Ana.
Si tienes la oportunidad, es una experiencia única que sólo puedes vivir en unos pocos lugares del mundo: sentir que eres la primera persona en pisar un lugar desde hace miles de años.
Si vas a Perú, viaja con tiempo porque tiene muchísimas cosas que ofrecer. Estaré encantado de ayudarte si necesitas información sobre lugares que ver y cosas que hacer.
Y sobre las momias, no podría tener unas mejores modelos: se están quietecitas, no protestan y sí, salen muy bien en las fotos 😀
¡Un abrazo!
Elena dice
Impresionante me ha gustado mucho
Luis Gago dice
Muchas gracias Elena, espero que podamos coincidir en el próximo Coruña bloggers. Un abrazo.
Rober dice
Qué interesante Luis!
la verdad es que no lo conocía pero me han entrado muuuuchas ganas de ir a conocerlo. Voy acumulando sitios y el viaje a Perú, cuando se pueda, va a ser largo, que hay mucho que disfrutar 😀
Enhorabuena por el post!
¡un fuerte abrazo!
Luis Gago dice
Muchas gracias Rober:
Sí, a Perú hay que ir con tiempo, que hay muchísimo que ver y vivir. Ya dije anteriormente que en 2 meses y medio no vi ni la mitad de lo que tenía pensado, ¡imagínate! Su superficie es más del doble que la de España, así que hay muchos km por recorrer y muchas maravillas por descubrir.
¡Un fuerte abrazo a los dos!
RAUL SOLARIS dice
Las enigmas de Nasca son extraordinarios.
Antonio dice
Hola Luis.
Muy interesante estos sitios arqueológicos que se deben ver en primera para ver su magnificencia. Por otro lado, quiero preguntarte si tienes algun contacto para realizar los traslados a las dos ruinas puesto que las excursiones son pocas y algo costosas o si en la plaza de armas se puede coger un taxi o algo que vaya a los sitios. Tengo pensado ir en Abril; me serviría muchu tu respuesta.
Gracias.
Luis Gago dice
Hola Antonio, pues la verdad es que yo cogí un taxi que paré en la calle, que es lo más barato. Cuando viajé a Nazca sólo había una empresa que hacía un tour a Cahuachi, y era muy caro. Con el taxista negociamos un precio mucho menor y fue la mejor opción. Y si encuentras otros viajeros que quieran ir, podéis dividir el precio del taxi para ahorrar aún más.
Espero que te sirva esta información.
Un saludo y buen viaje!
Luis