Imagina que hoy te ponen en la mano un billete de avión a Ho Chi Minh con salida para pasado mañana... ¿qué es lo primero que se te pasa por la cabeza?
Es probable que te haga mucha ilusión visitar Vietnam, pero ante una situación así, lo primero que diría la mayoría de la gente sería:
- “¡No puedo!” ¡No es posible que pueda ir ahora!”
- “¿Por qué no?”
- “Porque puede ser peligroso, porque no puedo dejar mi trabajo, porque no se lo que me van a decir mi familia y amigos, porque seguro que es muy caro alojarse allí... ¡Es completamente imposible!”
Lógicamente, este es un supuesto extremo, pero imagina ahora que en vez de 2 días, tienes 6 meses para organizarte y emprender ese viaje. ¿Te lo tomarías realmente en serio?
Salvo situaciones excepcionales que no dependen directamente de tí, como la enfermedad de un familiar, el resto de impedimentos que tu mente busca para no viajar son en realidad excusas que, por suerte, tienen arreglo.
Y si examinas tus miedos, verás que desde un punto objetivo, cada uno de esos impedimentos mentales que te pones tiene solución:
Excusa nº 1: "No puedo dejar mi trabajo"
A pesar de lo que puedas pensar, dejar tu trabajo no es el fin del mundo. De hecho, emprender un gran viaje puede ser un trampolín en tu carrera que te catapulte hacia algo mejor.
Dejar un trabajo para viajar no significa que al volver tengas que empezar desde cero. Junto a tu título, ya tienes unos conocimientos y una experiencia profesional que nadie te va a quitar. Y si no puedes recuperar tu antiguo trabajo, puedes buscar uno nuevo que se adecue mejor a tu forma de ser.
Y ahora dime: ¿cuántos CV crees que hay por ahí en los que diga que has pasado X meses viajando por el mundo, para ampliar tus conocimientos y aptitudes? Estoy seguro que eso llamará mucho la atención a la persona que esté revisando miles de CV similares, y te hará diferente al resto. Y con toda probabilidad será una de las cosas por las que te pregunten en una entrevista. ¿Y sabes por qué? Porque seguro que el entrevistador se muere de ganas de hacer algo como lo que tú has hecho, pero tú has tenido el valor de hacerlo realidad.
Excusa nº 2: "No quiero decepcionar a mi familia y amigos"
Probablemente ya hayas oído esta frase “El camino más rápido para ser infeliz es intentar contentar a todo el mundo”.
Tu círculo de familiares y amigos se compone de personas con puntos de vista diferentes al tuyo; estas personas proyectan sobre tí sus propios principios, valores y maneras de ver la vida, que no necesariamente tienen que ser los mismos que tu tienes.
Cualquier relación sana se basa en el respeto mutuo, dejando un espacio para que cada persona se desarrolle sin imposiciones. Así pues, si realmente estás decidido a emprender un gran viaje, no tengas miedo en anunciar tu decisión a tus conocidos.
La mayoría te apoyarán, porque saben que estás tomando tu propio camino para ser feliz. Otros, en cambio, no compartirán tu decisión porque de forma egoísta no quieren que te vayas y los dejes solos, o porque sus propios miedos les impiden ver más allá, y otros incluso porque se sienten celosos de la valentía que estás demostrando.
¿Sabes lo que me pasó a mí cuando anuncié a mis padres que dejaba mi trabajo para dar la vuelta al mundo? Estaba muy preocupado porque mis padres tienen, digamos, una visión conservadora de la realidad que no iba a encajar muy bien con la noticia que tenía que darles. Así que me preparé un guión con las réplicas a todos los posibles inconvenientes que iban a salir a la luz, y a pesar del mal trago que sabía que iba a pasar, me lancé:
- ”Tengo que deciros algo, llevo bastante tiempo dándole vueltas y cada vez se me hace más necesario. Voy a dejar el trabajo y viajar por el mundo una temporada, necesito un cambio de aires porque de seguir así no voy a acabar bien”
- “...........................................” (cruce de miradas, silencio tenso que se me hace eterno...), y de repente: “Pues nos parece que haces bien.”
- “¿Qué?” (Mi cabeza apenas da crédito a lo que oigo, con todo lo que me había preparado para esta batalla...).
- “Vemos desde hace tiempo que no estás feliz y que necesitas cambiar cosas en tu vida, así que si crees que va a ser bueno para tí, te apoyamos aunque sea difícil para nosotros y no te queramos ver marchar”.
Se había obrado un milagro. Todos los miedos que tenía en mi cabeza no eran tan reales como imaginaba, y contaba con el beneplácito de mis padres.
En el caso de que no entendieran mi postura, estaba dispuesto a explicarles razonadamente cada uno de los puntos por los que consideraba necesario emprender mi viaje, y aunque hubiera llevado más tiempo, estoy convencido que al final también lo habrían entendido.
¿No crees que tu familia también te apoyaría si les explicaras todos los aspectos positivos que supondría para tí emprender un gran viaje? Mira lo que le pasó a Ángel Alegre de Vivir al Máximo cuando se enfrentó al mismo problema.
Excusa nº 3: "El mundo es muy peligroso"
“El mundo es muy peligroso”: Efectivamente, si enciendes la tele y ves las noticias, el mundo es un lugar lleno de guerras y tragedias. Peligrosísimo. Para cagarse encima. Pero claro, a lo mejor lo que sale en la tele es una visión parcial del mundo que no se corresponde con la realidad... ¿Y si no fuera así?
No te dejo con la intriga, así que para resumir, que sepas que todas las personas que hemos realizado un gran viaje llegamos a la misma conclusión: Viajar es mucho más seguro de lo que nos quieren hacer creer, y no hay motivos para temer que te vaya a ocurrir nada malo. Eso sí, hay que tener un poco de sentido común, porque hay gente que de tan despreocupada parece que va buscando problemas.
Hay muchísima más gente buena que mala en el mundo, y las probabilidades de que te pase algo malo viajando son similares a las que tienes quedándote en tu país. Además, mola mucho más un epitafio donde diga “Murió en una erupción volcánica mientras hacía fotos en Indonesia” que “Le cayó una maceta en la cabeza cuando iba a por el pan”. ¡Es broma, es broma! Sólo quería saber si habías llegado hasta aquí leyendo.
Excusa nº 4: "Viajar es muy caro"
Si coges un folleto de una agencia de viajes, y ves anuncios del tipo “14 días en Japón, vuelos + hotel, 2995€” pues sí, evidentemente viajar es caro, mucho. Pero como eres una persona lista, ya sabes que hay diferentes maneras de viajar, y mucho más económicas.
Y como la experiencia es un grado, puedo decirte que yo he conseguido viajar dando la vuelta al mundo durante casi año y medio, junto a mi chica, por unos 16.000€, todo incluido. Si me hubiera pasado ese año y medio viajando con la oferta del folleto anterior, la broma me habría costado 117.019€. Y como no soy el magnate de un imperio textil, y tú tampoco, nos queda la opción de recurrir al noble arte de viajar barato. ¿Cómo? Poniendo los siguientes puntos en práctica:
Consiguiendo vuelos baratos
Reconócelo, tú también te has tirado horas intentando encontrar un chollo para volar por unos eurillos.
Afortunadamente, desde que nacieron los comparadores de vuelos, la tarea se ha hecho mucho más sencilla.
Si quieres convertirte en un ninja de los vuelos low cost, estúdiate el megatutorial de Skyscanner que se ha currado Antonio G de Inteligencia Viajera. Y si quieres pillar un chollazo bomba, no te pierdas las ofertas que caza Joaquín de Guialowcost y que te envía a tu correo para que te ahorres el tiempo de buscarlas.
Alojándote gratis o en lugares económicos
¿Has visto ya la pedazo de Guía Total para alojarse barato por el mundo que he hecho para tí? Después de leerla se te habrán acabado las excusas para decir que cuesta mucho dinero alojarse fuera de casa.
Usando el transporte público (y privado!)
Si eres valiente y te van las emociones fuertes, te reto a ponerte a prueba en los autobuses interurbanos de fuera de Europa. La principal ventaja es que es super económico, y por una pequeñísima fracción de lo que cuesta un viaje en avión, puedes hacer trayectos largos hasta tu próximo destino. Eso sí, prepárate para muchas horas con el culo sentado, olores exóticos de tierras lejanas, y la posibilidad de escuchar por la radio al Fary de Camboya o a la Rosario Flores de Cochabamba...
Dentro de las ciudades, y a diferencia de España, el taxi no es un artículo de lujo, y todo el mundo lo usa con frecuencia. Antes de entrar a lo loco en uno, mira la pinta del conductor como medida de seguridad. Y recuerda pactar primero el precio, que pocos taxis de otros países llevan taxímetro y es mejor evitarse un disgusto y una discusión. Además, si el conductor es majete y no te ha intentado timar, vale la pena quedarse con su número y llamarlo cuando lo necesites. Al final harás un amigo y podrás descubrir aspectos de la cultura local que otros viajeros pasarán por alto.
Gastando poco en comida (y bebida!)
Ojo, no estoy diciendo que tengas que pasar hambre, pero hay un punto intermedio entre eso y pegarse un homenaje todos los días en restaurantes. Te cuento lo que hago yo cuando viajo, a ver si te sirve:
Por regla general elijo alojamientos con desayuno, porque sale más económico y es más rápido que salir a la calle a buscar un lugar donde desayunar.
Al mediodía suelo comer un bocata o similar con cosas compradas en supermercados o en el mercado local de turno. También suelo llevar frutos secos para matar el gusanillo entre horas. En Asia no te pierdas los puestos callejeros, son muy baratos y por lo general la comida está muy buena. Además, es tu oportunidad para probar exquisiteces como escorpión frito, embrión de pato o gusanos salteados. ¡Festival de proteínas!
Y ahora sí, cuando toca cenar busco un restaurante local bueno y barato (lo de si es bonito ya es para nota) para comer platos locales un poco más elaborados y en plan caliente.
El tema de la bebida: Si como a mí te gusta la cerveza y el vino y quieres aprovechar para probar las variedades locales, no te voy a decir que no lo hagas, porque es algo genial. Pero tengo que avisarte que el precio de las bebidas alcohólicas en casi todo el mundo es bastante elevado respecto al coste de la vida de cada país. De hecho, en algunos países como la India y Nepal, el precio de un par de cervezas equivale a una pedazo de cena en un restaurante.
No te quedes sin las ganas de darte una alegría, pero ojito con el presupuesto porque es fácil despistarse y luego uno se lleva sorpresas (me incluyo).
En definitiva, ya has visto que los miedos alteran tu percepción de la realidad para hacerla más complicada y hostil de lo que realmente es. Y analizando las cosas friamente sin dejar que las emociones te influyan, verás que hay una solución a cada problema que te planteas.
Por eso te animo a que, si de verdad te apasiona viajar tanto como a mí, no dejes que nada ni nadie se interponga entre tu sueño y tú. Pon un viaje en tu vida y ¡sonríe!
Tania (Llevamelejos) dice
Curiosamente, estoy escribiendo sobre miedos que impidan viajar y Google me muestra tu post. Como siempre, tus anécdotas me encantan. Estoy taaan de acuerdo en que los entrevistadores flipan cuando saben que has viajado mucho como en que los padres conservadores más de una vez sorprenden con unas respuestas inimaginables…
Cuando termine el texto, te escribo y así ves otras excusas que he coleccionado. (He escuchado muchas!)
Un abrazo, campeón!
Luis Gago dice
¡Tania, Jaime!
¿Qué tal está yendo vuestra experiencia tailandesa?
Ya veis que hasta Google se empeña en que seamos amiguetes, jejeje.
Pues seguro que podéis ayudar a más gente contando vuestra propia experiencia con los miedos y excusas que os habéis topado antes de emprender vuestra gran aventura. Me encantará saber cómo habéis superado los obstáculos que nos pone la sociedad para evitar que salgamos de la «rat race».
Seguid disfrutando y aprendiendo, ya haremos por coincidir por esas latitudes después del verano.
¡Un abrazo para los dos!
Carlos Solis dice
Bastante amigable tu artículo, existen otros miedos que al parecer van llegando con la edad, las barreras del idioma o el miedo a enfrentarse a situaciones desconocidas como por ejemplo ubicarse espacialmente en una ciudad de la que no conoces absolutamente nada.
Un saludo!
Luis Gago dice
Hola Carlos, me alegro que te haya gustado.
El tema de los idiomas es algo que preocupa a mucha gente, tienes razón. Por suerte hoy tenemos muchas herramientas y muy accesibles para aprender idiomas incluso sobre la marcha, pásate por aquí y compruébalo: /aprender-idiomas-viajar/
En cuanto a ubicarse en lugares desconocidos, si no te gusta el método tradicional del mapa (o preguntar, que siempre funciona!), siempre puedes tirar de tecnología. Google Maps, GPS y demás dispositivos de navegación simplifican mucho la tarea de orientarse.
Espero que ningún miedo te tire para atrás y que afrontes con ganas tu próximo viaje.
¡Un saludo!